Antiguo Mercado de Mayoristas

Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CACMA)

Alemania, 2


En la Málaga de la Posguerra, bajo el régimen dictatorial, el arquitecto español Luís Gutiérrez Soto proyecta un interesante edificio para albergar el Mercado de Mayoristas de la ciudad.

Este edificio será uno de los ejemplos más destacables de la arquitectura racionalista de Andalucía, realizado entre los últimos años de la Guerra Civil y los primeros momentos de la Posguerra, siguiendo muy de cerca el estilo desarrollado en el resto del país por los miembros del GATEPAC (Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea). El proyecto arquitectónico, caracterizado por la simplicidad estructural y decorativa se completó con un interesante conjunto de símbolos y emblemas propios del franquismo, que lo convirtieron en un singular elemento propagandístico del nuevo régimen, bajo el lema «por y para el pueblo», que recordaba al estilo propio de los fascismos europeos desarrollado durante el primer tercio del siglo XX.

En la década de los 80 este edificio dejó de funcionar como mercado y cayó en el olvido. Tras los daños provocados por el paso del tiempo, en los años 90 se empezó a reconocer una serie de valores que hacía necesaria su restauración y rehabilitación. Después de una serie de proyectos, el 23 de febrero de 2003 el Antiguo Mercado de Mayoristas se inauguró por segunda vez, ahora como sede del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CACMA). El proyecto de restauración, llevado a cabo por el arquitecto Miguel Ángel Díaz Romero, pretendió ser lo más conservador posible, interviniendo solo en aquellos aspectos estrictamente necesarios para responder al nuevo uso, manteniendo el volumen y las formas propias del estilo racionalista propuesto por Gutiérrez Soto.

El Antiguo Mercado de Mayoristas, actual Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, tras un intenso devenir histórico, presenta una serie de valores históricos, arquitectónicos y simbólicos planteados en el proyecto original que han llegado en gran parte hasta nuestros días y que siguen mostrándolo como uno de los edificios racionalistas de los años de la Posguerra más importantes de Andalucía. A esto se suman los valores sociales y urbanísticos adquiridos con el paso del tiempo, así como la adaptación del edificio a las necesidades actuales que hacen de éste un buen ejemplo de conservación y puesta en valor de nuestro patrimonio más reciente.